Mejorar la eficiencia de nuestro laboratorio sin que estos atajos repercutan en la calidad del producto es posible si lo hacemos de forma inteligente, gestionando de forma eficaz el tiempo y los recursos de los que disponemos.
Así, deberemos eliminar las ineficiencias y hacer que los procesos sean más confiables, repetibles y reproducibles.
Para que esto sea posible deberemos equilibrar el alcance, el coste y el tiempo siguiendo estos pasos:
¿Cómo mejorar la eficiencia del laboratorio?
Sincroniza tu proceso
El primer paso será evaluar todos los procesos del laboratorio. Luego dibujaremos un esquema o diagrama de flujo para visualizar cada paso del proceso y el flujo de trabajo.
Una vez tengamos el diagrama de flujo mediremos el tiempo que tarda cada proceso. Luego añadiremos observaciones: eficiencias, errores y tareas redundantes.
Evaluaremos si es posible, sin afectar a otros pasos del proceso, culminar en menos tiempo las tareas que ya realizamos. Piensa si se pueden desempeñar tareas simultáneamente.
Formula soluciones a los errores encontrados, rediseña el proceso optimizando todos los recursos e impleméntalo.
Una vez implementado realiza otra evaluación. Determina si las soluciones propuestas han sido exitosas. En el caso de que no lo fueran, vuelve a evaluar y repite el proceso hasta que se logre el resultado deseado.
Ten en cuenta lo siguiente:
Asigna tus recursos: La asignación de recursos te permitirá aumentar la productividad y reducir los costes operativos.
Estaciones de trabajo: determina si han sido diseñadas para lograr los objetivos con el mínimo de desplazamiento.
Programación: Programa los trabajos y recursos. Por ejemplo, calibra los equipos internos en un momento en que el uso sea menos frecuente y probable.
